La gran diferencia entre obediencia y autocontrol es quién tiene el control, uno mismo u otro.
Es decir, cuando decimos que un curso es obediente, significa que el profesor tiene el control y muchas veces logra el objetivo a través de amenazas o castigos.
Por ejemplo:
- “Cállense y crucen los brazos”.
- “Coloquen los brazos detrás de la espalda”.
- “No te puedes sentar con tu amigo Pedro”.
- “Si sigues así, te voy a anotar en el libro y llamar a tu apoderado”.
- “Te quedaste sin recreo”.
- “Shhh, silencio”.
El curso se autocontrola cuando los estudiantes aprenden a manejar sus emociones e impulsos y tienen el control de sus actos. No requiere de negociaciones, premios, amenazas ni castigos. Los estudiantes saben cuáles son las normas y las cumplen; además, entienden los “cuándos”, es decir, comprenden los momentos en los que pueden jugar, preguntar, estar atentos, trabajar, descansar, etc.